miércoles, 29 de febrero de 2012

miércoles, 23 de noviembre de 2011

martes, 12 de abril de 2011

Telebasura: Según Carlos Loret de Mola

El respetado Discovery Channel está en su Semana Especial de Tiburones, con los programas Mordidas de tiburones, Rebelión de tiburones y El devorador de hombres —un escualo, sobra precisar—, que robaron reflector a Mujeres asesinas famosas (“pon a prueba tus conocimientos sobre las mujeres asesinas más famosas”, invita una bella joven, pelo corto negro, puñal en mano, bañado su pecho en sangre).

En el aplaudido Animal Planet usted puede sintonizar Atracción fatal. Mascotas exóticas que atacan a sus dueños. El prestigiado History Channel presume Monsterquest. Conoce las criaturas que nos han generado terror durante generaciones y Archivos extraterrestres. Algo te vislumbra desde arriba.

Sin contar al refinado Biography Channel con Famosos y fantasmas. Los famosos dan testimonio de sus experiencias de ultratumba o Escuadrón paranormal. Un grupo muy especial de policías que investigan cosas paranormales.

Y hace unos días, la multilaureada BBC nos regaló una muestra de racismo en Top Gear, donde se estereotipó al mexicano como flojo, obeso y flatulento. Más allá de sentirse agraviado por el comentario y la reticencia a ofrecer una disculpa al aire de una de las cadenas televisivas de mayor prestigio mundial, este reportero —más vale tarde que nunca— se anima a una reflexión sobre otros estereotipos: los de quienes admiran a las televisoras extranjeras al grado que se les llena la boca al pronunciar sus nombres y las ponen de ejemplo a la menor provocación.

La televisión en todo el planeta, incluso la pública, ha caminado hacia formatos más atractivos para la audiencia, bajo la premisa de que el contenido de calidad no está peleado con el entretenimiento. En ese recorrido, cadenas de renombre siguen produciendo sus programas emblemáticos, han manufacturado nuevas emisiones excepcionales en donde se combina el fondo de antes con las formas de ahora y también generan telebasura que simplemente explota el morbo del espectador. Pasa, pues, diríamos los mexicanos, hasta en las mejores familias.

Sin ir más lejos, la televisión pública mexicana, marcadamente el Canal 11, tiene como dos facetas: en los horarios en donde se ve menos la televisión siguen los programas de toda la vida en el tono de siempre y en las franjas de mayor audiencia (triple A) se exhibe entretenimiento, incluso con un lenguaje visual y hablado inusual en la televisión abierta que, si la Secretaría de Gobernación está cumpliendo con la tediosa labor a la que le obliga la ley, le tendría que estar valiendo un tomo de multas cada semana.

Este reportero favorece la autorregulación por encima de la censura, la crítica del público más que el manotazo del poder, la dignidad propia que sabe mejor que la pena ajena. Quienes trabajamos en la televisión mexicana, por mínima que sea nuestra contribución, tenemos mucho que mejorar. Quizá uno de los puntos de partida sea darles las gracias a los fantasmas creados por las “buenas conciencias” y despedir a los estereotipos.

SACIAMORBOS

Tocando el escritorio de ambos, los dos presidenciables de Los Pinos se “colgaron la medalla” de la deducibilidad de colegiaturas.

Fuente: El Universal

MANIFIESTO CONTRA LA TELEBASURA





1. El termino "telebasura" viene dando nombre, desde la pasada década, a una forma de hacer televisión caracterizada por explotar el morbo, el sensacionalismo y el escandalo como palancas de atracción de la audiencia.

La telebasura se define por los asuntos que aborda, por los personajes que exhibe y coloca en primer plano, y, sobre todo, por el enfoque distorsionado al que recurre para tratar dichos asuntos y personajes.

2. Los promotores de la telebasura, en su búsqueda de un "mínimo común denominador" capaz de concitar grandes masas de espectadores ante la pantalla, utilizan cualquier tema de interés humano, cualquier acontecimiento político o social como mera excusa para desplegar lo que consideran elementos básicos de atracción de la audiencia: sexo, violencia, sensiblería, humor grueso, superstición, en muchos casos de forma sucesiva y recurrente dentro del mismo programa.

Bajo una apariencia hipócrita de preocupación y denuncia, los programas de telebasura se regodean con el sufrimiento; con la muestra mas sórdida de la condición humana; con la exhibición gratuita de sentimientos y comportamientos íntimos. Desencadenan una dinámica en la que el circense "mas difícil todavía" anuncia una espiral sin fin para sorprender al espectador.

3. La telebasura, cuenta, también, con una serie de ingredientes básicos que la convierten en un factor de aculturización y desinformación, así como en un obstáculo para el desarrollo de una opinión publica libre y fundamentada:

- El reduccionismo, con explicaciones simplistas de los asuntos mas complejos, fácilmente comprensibles, pero parciales o interesadas. Una variante de este reduccionismo es el gusto por las teorías conspiratorias de no se sabe qué poderes ocultos, que en muchos casos sirven de coartada a determinados personajes y grupos de presión en su labor de intoxicación.

- La demagogia, que suele presentar todas las opiniones como equivalentes por si mismas, independientemente de los conocimientos sobre los que se sustentan o de sus fundamentos éticos. A ello contribuye la realización de supuestos debates y encuestas, que no son sino simulacros de los verdaderos debates y encuestas, y que lejos de arrojar luz sobre los problemas contribuyen a consolidar la idea del "todo vale".

También la demagogia cuenta con una variante: el despliegue de mensajes esotéricos, milagreros y paranormales, presentados de forma acrítica y en el mismo plano de realidad que los argumentos cientificos.

- El desprecio por derechos fundamentales como el honor, la intimidad, el respeto, la veracidad o la presunción de inocencia, cuya conculcación no puede defenderse en ningún caso apelando a la libertad de expresión.

Este desprecio desemboca en la realización de "juicios paralelos"; en el abuso del amarillismo y el escándalo: en la presentación de testimonios supuestamente verdaderos pero que en realidad provienen de "invitados profesionales". Y, por supuesto, en el apoteosis de una televisión de la trivialidad, basada en el protagonismo de los personajes del mundo rosa y gualda, cuyas nimiedades y conflictos sentimentales, tratados desde el mas descarado amarillismo, son otro de los ingredientes de esta infecta salsa. El problema es todavía mas sangrante cuando este tipo de contenidos se difunden a través de las televisiones publicas, cuya obligación moral y legal es suministrar productos, ética y culturalmente, solventes.

4. La telebasura no ha inventado nada: el halago fácil al espectador, el gusto por el sensacionalismo, vienen de muy antiguo. Pero en la actualidad, la enorme influencia social de los medios de comunicación de masas agranda de forma exponencial los efectos negativos de este tipo de mensajes.

-La telebasura se encuentra hoy en un momento ascendente de su ciclo vital. Es como un cáncer, cuya metástasis tiende a invadirlo todo, o quizás como un virus informático que, contamina lo que toca y acaba por impedir el mantenimiento o la aparición en las parrillas de otros modelos de información mas respetuosos con la verdad y con el interés social.

5. Ha llegado el momento de que todos los agentes implicados en la actividad televisiva tomen conciencia de su responsabilidad ante la telebasura, que por supuesto varia en importancia según la capacidad de cada uno de condicionar las reglas del mercado.

Responsabilidad, por tanto de los Poderes Públicos, de las cadenas, de los anunciantes. Responsabilidad de los programadores y de los profesionales. Y responsabilidad, también, del ciudadano, que aun sin dejarse engañar por la falacia del "espectador soberano" que por su mero dominio del mando tiene la capacidad de modelar la oferta, debe saber que su decisión de ver un programa no esta exenta de consecuencias, ni para su propia dignidad ni para el propio mercado televisivo.

En la televisión nos enfrentamos con un fenómeno social complejo articulado en grandes compañías de cuya objetividad es licito discrepar. Detrás de los medios de comunicación existen intereses, poderes y modelos sociales e ideológicos. por tanto, cuestionar su objetividad y preguntarse el porque de determinadas insistencias en un tema mientras se ignoran otros, es una forma de empezar a comprender críticamente los mensajes televisivos.

Lujambio: las telenovelas son un instrumento pedagógico

Y es que si pensábamos que la realidad mexicana era un raro híbrido entre novela de realismo mágico y teatro del absurdo, el Secretario de Educación Pública con sus audaces y súmamente innovadoras propuestas pedagógicas nos ha quitado la venda de los ojos: México no es surrealista, tan solo es una comedia de situaciones, muy al estilo del Chavo del 8. Ayer, durante la entrega de reconocimientos al Compromiso con el Futuro de México-2011, Alonso Lujambio tuvo la… la… ¿qué adjetivo medianamente mesurado ponerle?… ¿ocurrentísima? ¿fatal? ¿INSULTANTE? puntada de declarar que las telenovelas son un “instrumento poderoso” para abatir el rezago educativo y el analfabetismo. Insértese aquí un cándido ¡Plop! de Condorito.

Pero no fue sólo eso, aún hay más espacio para Lágrimas y Risas en esta entrada. Uno de los galardonados con el reconocimiento al Compromiso con el Futuro de México (!) fue el productor de telenovelas, Juan Osorio, quien además del mérito de divorciarse de Niurka (reconozcámoslo, se necesita valor para eso) tiene en su haber joyas de la televisión mexicana que le ganaron elogios del titular de la Secretaría de Educación Pública, pues

dentro de sus telenovelas promueve al INEA, qué instrumento más poderoso que ese. No se cuántos valores podríamos estar promoviendo dentro de las telenovelas que millones de personas ven, pero estoy cierto de que Juan nos ayuda y eso es valiosísimo.


¡Aplausos de pie, por favor! Porque a este brillante elogio le siguió una máxima que vivirá en nuestros corazones por siempre (justo como el colesterol): “la televisión, que muchas veces se le llama caja tonta puede ser la más lista”. Si a Ninel Conde la destrozaron por aquello del “surimi” y a Dulce María por intentar opacar a Sor Juana de la Cruz con sus versos llenos del más puro sentimiento, no sé qué estamos esperando para tener horas de sano y cruel esparcimiento en Twitter con esta proposición de una pedagogía tan innovadora…

Pero no, no hay que hacer leña del tronco caído. Mucho menos porque su mismo partido sale al rescate del —¡horror!— presidenciable del blanquiazul. La senadora Teresa Ortuño nos explicó muy amablemente que al titular de la Secretaría de Educación “se le chispoteó” y que lo que en realidad quiso decir fue que estos programas televisivos, bien canalizados, podrían contribuir a mejorar la educación en México. Porque sí, igual que a Lucas, “así como dice una cosa dice otra”. Y es que para qué invertir en mejorar nuestros libros texto, en profesionalizar a los docentes o mejorar las condiciones paupérrimas de la inmensa mayoría de las escuelas públicas: Juan Osorio y la barra vespertina de Televisa están aquí para educarnos. ¡Sí señor!

Me adscribo a la visión pedagógica de Lujambio y esta es mi propuesta de reforma educativa: la queridísima Laura Bozzo podría protagonizar un melodrama donde aprendamos Ética y Valores. Y tal vez Niurka acompañada por algún ex-Garibaldi podrían enseñarnos Geografía en paños menores (¿qué adolescente no les pondrá atención a un par de especímenes en tanga, digan lo que digan?). Dulce María, obvio, literatura; poesía, de hecho. Y Lolita Ayala nos puede enseñar mucho de Fisiología y Anatomía con “su información que cura”. La materia de Historia de México se dará en solo curso, donde se harán exámanes tras la proyección del “Vuelo del Águila” y otras lindas telenovelas históricas. Ah, y claro, Jordi Rosado y Gaby Vargas pueden escribir el apartado de Sexualidad Humana en los cursos de Biología y Educación Física, al fin que sus libros gozan de popularidad entre la chamacada —ilustradísima gracias a la trilogía de las Marías de Thalía— y del voto aprobatorio de la ultraderecha.

Y supongo que en algún momento me debo disculpar por tanta ponzoña aquí vertida, pero ese momento no es ahora. Una disculpa de antemano si hiero alguna susceptibilidad, pero las telenovelas mexicanas, aparte de ser muy pobres en cuanto a estructura y contenido (son, literalmente, malas —¡pésimas!— copias de novelas del siglo XIX), también son transmisoras de esquemas de comportamiento estereotipados, dirigidas a reafirmar roles de género opresivos, especialmente en las mujeres que, como en cuentos de hadas misóginos, sólo pueden liberarse a través del amor y realizarse como individuos a través del sacrificio. ¿Que si la televisión puede ser un instrumento pedagógico? ¡Claro que puede! Como casi todo lo que existe en el mundo, desde la internet hasta un juguete. Sin embargo, es una verdadera mentada de madre a nuestra inteligencia sostener que las obras producidas por Juan Osorio contribuyen a la educación de un pueblo analfabeta; ya ni digamos en lo funcional.

Porque una cosa es confundir la gimnasia con la magnesia, otra confundir a Miguel de Cervantes con Juan Osorio. Y sí, cada que un político emite un rebuzno como éste se muere un gatito, un egresado de doctorado termina manejando un taxi y nuestras fe en los políticos muere de una manera muy, muy, muy violenta.

Entrevista en donde reafirma su opinión.

lunes, 11 de abril de 2011

La violencia no se resuelve con la Rosa de Guadalupe

Muchos medios informativos firmaron un acuerdo que pretende regular la cobertura de los hechos violentos en México, sin embargo ni el sector privado ni el gobierno se han preocupado por regular el contenido de las teleseries, en donde sin advertir a la audiencia proyectan mensajes para legitimar las violaciones a los derechos humanos, la corrupción, la impunidad y la discriminación; esto lo analizó el investigador y catedrático Guillermo Orozco en la conferencia magistral que ofreció en el cierre del Binacom (encuentro binacional de comunicación) realizado en la UABC.

Experto en estudios de audiencia, Orozco puntualizó que estamos inmersos en una sociedad mediática, comunicativa, cuyos derechos no están siendo respetados, pues constantemente se ve un bombardeo de mensajes -con fines publicitarios y propagandísticos- en la oferta de ficción de la televisión mexicana, especialmente en las telenovelas.

En las telenovelas, tanto de las empresas Televisa como TvAzteca, hay un manejo de la ficción en estrecho vínculo con la realidad, explicó, sirviendo estos productos televisivos como instrumento para difundir valores que han de beneficiar a un grupo en el poder y no necesariamente a la ciudadanía. Guillermo Orozco ejemplificó esto con la teleserie 'La Rosa de Guadalupe', cuyo mensaje central ante la inseguridad (la teleserie aborda matanzas, feminicidios, levantones) es rezar y esperar el milagrito, en lugar de proponer a la sociedad organizarse para exigir la verdadera procuración de justicia.

Otro ejemplo detallado por el especialista, fue la telenovela 'La fea más bella', en la cual a la víspera de las elecciones presidenciales del 2006 el personaje protagónico -después de ganarse la afectividad de su público- reveló votaría por Felipe Calderón, saliéndose así de la ficción para convertirse en líder de opinión sobre su audiencia.

La forma de operar en esta serie de manipulaciones televisadas es naturalizando determinadas situaciones (como los atropellos a los derechos humanos por parte de las corporaciones policiales), validándolas con argumentos que distan de lo racional y se inclinan sólo a lo afectivo, señaló Orozco, quien además es catedrático de Ciencias de la Comunicación de la Universidad de Guadalajara.

De esta manera, apuntó, las televisoras mediante sus telenovelas brindan una postura específica sobre temas de interés social, como negar la despenalización del aborto (que se maneja como algo moralmente malo), marginar a los homosexuales (a los que se ridiculiza), apoyar la pena de muerte (como el justo castigo para los villanos), aplaudir las estrategias del gobierno contra los grupos criminales (sin cuestionar el uso de la fuerza) y evitar todo activismo (pues exhiben como único camino la devoción religiosa).

Guillermo Orozco, doctor en Educación con amplia trayectoria en el estudio de telenovelas, señaló la necesidad de que exista un acuerdo sobre la violencia dentro de la programación de ficción en la televisión mexicana, ya que las audiencias están siendo vulneradas con información de la cual no se le advierte, lo que consideró peligroso. Asimismo se refirió a la importancia de que los consumidores de televisión "estemos alertas".


Fuente

lunes, 17 de enero de 2011

Y las caricaturas apa...

me encontraba viendo algunos videos por la red y me econtre esta joya para los que vivieron su infancia en los 80s y parte de los 90s, me dio un nostalgia increible al rocordar aquellos años en que no te preocupaba nada todo era mas fácil.
Al ver aquellos intros de las caricaturas me pregunté ¿Dónde quedaron las BUENAS caricaturas? no por que ya estoy viejo pero he visto como se han degradado. Recuerdan aquello héroes que siempre ganaban al villano, que a su vez este tenía a su sirviente incondicional que era un bueno para nada un lacayo, un ejercito de personajes muy malos. En fin muchas caractéristicas similares y como olvidar aquellas series japonesas que eran todo un tango de tragedia en donde el personaje anda en busca de su madre y le suceden un sinfin de atrosidades.
Pero degraciadamente ya se acabaron ya la mayoria tratan de seres retrasados mentales, deformes sin razon aparente de existir nada mas hacen estupideces.........

Aqui un ejemplo de lo que veiamos a recordar. Esto nos va a poner el ojo de Remy con la lagrima a punto de brotar jeje.