martes, 12 de abril de 2011

Lujambio: las telenovelas son un instrumento pedagógico

Y es que si pensábamos que la realidad mexicana era un raro híbrido entre novela de realismo mágico y teatro del absurdo, el Secretario de Educación Pública con sus audaces y súmamente innovadoras propuestas pedagógicas nos ha quitado la venda de los ojos: México no es surrealista, tan solo es una comedia de situaciones, muy al estilo del Chavo del 8. Ayer, durante la entrega de reconocimientos al Compromiso con el Futuro de México-2011, Alonso Lujambio tuvo la… la… ¿qué adjetivo medianamente mesurado ponerle?… ¿ocurrentísima? ¿fatal? ¿INSULTANTE? puntada de declarar que las telenovelas son un “instrumento poderoso” para abatir el rezago educativo y el analfabetismo. Insértese aquí un cándido ¡Plop! de Condorito.

Pero no fue sólo eso, aún hay más espacio para Lágrimas y Risas en esta entrada. Uno de los galardonados con el reconocimiento al Compromiso con el Futuro de México (!) fue el productor de telenovelas, Juan Osorio, quien además del mérito de divorciarse de Niurka (reconozcámoslo, se necesita valor para eso) tiene en su haber joyas de la televisión mexicana que le ganaron elogios del titular de la Secretaría de Educación Pública, pues

dentro de sus telenovelas promueve al INEA, qué instrumento más poderoso que ese. No se cuántos valores podríamos estar promoviendo dentro de las telenovelas que millones de personas ven, pero estoy cierto de que Juan nos ayuda y eso es valiosísimo.


¡Aplausos de pie, por favor! Porque a este brillante elogio le siguió una máxima que vivirá en nuestros corazones por siempre (justo como el colesterol): “la televisión, que muchas veces se le llama caja tonta puede ser la más lista”. Si a Ninel Conde la destrozaron por aquello del “surimi” y a Dulce María por intentar opacar a Sor Juana de la Cruz con sus versos llenos del más puro sentimiento, no sé qué estamos esperando para tener horas de sano y cruel esparcimiento en Twitter con esta proposición de una pedagogía tan innovadora…

Pero no, no hay que hacer leña del tronco caído. Mucho menos porque su mismo partido sale al rescate del —¡horror!— presidenciable del blanquiazul. La senadora Teresa Ortuño nos explicó muy amablemente que al titular de la Secretaría de Educación “se le chispoteó” y que lo que en realidad quiso decir fue que estos programas televisivos, bien canalizados, podrían contribuir a mejorar la educación en México. Porque sí, igual que a Lucas, “así como dice una cosa dice otra”. Y es que para qué invertir en mejorar nuestros libros texto, en profesionalizar a los docentes o mejorar las condiciones paupérrimas de la inmensa mayoría de las escuelas públicas: Juan Osorio y la barra vespertina de Televisa están aquí para educarnos. ¡Sí señor!

Me adscribo a la visión pedagógica de Lujambio y esta es mi propuesta de reforma educativa: la queridísima Laura Bozzo podría protagonizar un melodrama donde aprendamos Ética y Valores. Y tal vez Niurka acompañada por algún ex-Garibaldi podrían enseñarnos Geografía en paños menores (¿qué adolescente no les pondrá atención a un par de especímenes en tanga, digan lo que digan?). Dulce María, obvio, literatura; poesía, de hecho. Y Lolita Ayala nos puede enseñar mucho de Fisiología y Anatomía con “su información que cura”. La materia de Historia de México se dará en solo curso, donde se harán exámanes tras la proyección del “Vuelo del Águila” y otras lindas telenovelas históricas. Ah, y claro, Jordi Rosado y Gaby Vargas pueden escribir el apartado de Sexualidad Humana en los cursos de Biología y Educación Física, al fin que sus libros gozan de popularidad entre la chamacada —ilustradísima gracias a la trilogía de las Marías de Thalía— y del voto aprobatorio de la ultraderecha.

Y supongo que en algún momento me debo disculpar por tanta ponzoña aquí vertida, pero ese momento no es ahora. Una disculpa de antemano si hiero alguna susceptibilidad, pero las telenovelas mexicanas, aparte de ser muy pobres en cuanto a estructura y contenido (son, literalmente, malas —¡pésimas!— copias de novelas del siglo XIX), también son transmisoras de esquemas de comportamiento estereotipados, dirigidas a reafirmar roles de género opresivos, especialmente en las mujeres que, como en cuentos de hadas misóginos, sólo pueden liberarse a través del amor y realizarse como individuos a través del sacrificio. ¿Que si la televisión puede ser un instrumento pedagógico? ¡Claro que puede! Como casi todo lo que existe en el mundo, desde la internet hasta un juguete. Sin embargo, es una verdadera mentada de madre a nuestra inteligencia sostener que las obras producidas por Juan Osorio contribuyen a la educación de un pueblo analfabeta; ya ni digamos en lo funcional.

Porque una cosa es confundir la gimnasia con la magnesia, otra confundir a Miguel de Cervantes con Juan Osorio. Y sí, cada que un político emite un rebuzno como éste se muere un gatito, un egresado de doctorado termina manejando un taxi y nuestras fe en los políticos muere de una manera muy, muy, muy violenta.

Entrevista en donde reafirma su opinión.

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